¡Quédate con nosotros, Señor!

¡Quédate con nosotros, Señor!…


¡Quédate con nosotros hoy y siempre!


Camina a nuestro lado.


Escucha nuestros pesares.


Acompaña nuestros pasos cada día.


Ilumina con tu luz nuestro sendero,


que unas veces es llano, fácil de transitar,


pero otras, las más, torcido y pedregoso,


con cimas y cañadas, subidas y bajadas,


que nos hacen tropezar y caer.


 


¡Quédate con nosotros, Señor!


¡Quédate con nosotros hoy y siempre!


Camina a nuestro lado.


Escucha nuestros pesares.


Y no permitas que el miedo nos devore,


ni la angustia nos hunda


en el profundo abismo de la desesperanza,


de donde pocos vuelven.


 


¡Quédate con nosotros, Señor!


¡Quédate con nosotros hoy y siempre!


Acompaña nuestros pasos cada día.


Ilumina con tu luz nuestro sendero.


Enséñanos a ver lo que tus ojos ven.


Enséñanos a abrir el corazón al amor verdadero.


Enséñanos a amar con tu amor siempre nuevo,


que simplemente ama y se entrega,


sin poner condiciones, ni presentar excusas.


 


¡Quédate con nosotros, Señor!


¡Quédate con nosotros hoy y siempre!


Camina a nuestro lado.


Escucha nuestros pesares.


Haz que nuestro corazón arda como el tuyo,


en el fuego sagrado de tu Espíritu,


que es fuego que purifica y salva;


fuego de Amor,


fuego de Vida y Verdad,


fuego de Justicia y Santidad.


 


¡Quédate con nosotros, Señor!


¡Quédate con nosotros hoy y siempre!


Camina a nuestro lado.


Escucha nuestros pesares.


Acompaña nuestros pasos cada día.


Ilumina con tu luz nuestro sendero,


Condúcenos al Padre


que siempre nos espera con los brazos abiertos


para estrecharnos con fuerza,


y entregarnos su Amor, su Vida, y su Bondad.


 


¡Quédate con nosotros, Señor!


¡Quédate con nosotros cada día!


Quédate hoy, mañana, y siempre!


Amén.