Madre, yo quisiera retenerte,
no soltarme de tu mano,
que me lleves hasta el Cielo,
y quedarme allí a tu lado.
Tu fragancia huele a rosas,
tu piel se asemeja al terciopelo,
tus ojos brillan cual luz
que ilumina al mismo Eterno.
Tus brazos, sostén de tu Niño
y de todo el universo,
tu manto refugio constante
del hambriento y del sediento.
Toda Tú eres ternura,
caricia, paz y sosiego,
eres prudente, eres buena,
eres Madre de los pueblos.
Amén