Señor, que por nuestra causa fuiste condenado a muerte como un criminal, siendo inocente.
Por nuestra Madre, María, Virgen de la Merced, quien estuvo a presente y a distancia en tu juicio, condena y crucifixión.
Visita nuestras cárceles, prisiones y lugares de detención con tu Compasión, Misericordia y Juicio.
Dadles a quienes están allí la Luz en su conciencia para que reconozcan su error, daño ocasionado, aprendizaje de sus errores y equivocaciones, arrepentimiento, enmienda y voluntad de cambio bajo la guia e inspiración de tu Espíritu Santo.
Dadles confianza en ti, el alimento de tu Palabra, la mano oportuna, el servicio social y Esperanza en un futuro mejor.
Sabemos que muchos allí están injustamente; propicia para ellos, Señor, la hora feliz de la Libertad.
A las personas que han mentido y dado falso testimonio para una injusta condena sabiendo lo que estaban haciendo, dádles la posibilidad de conversión de corazón.
Da Sabiduría y sanación al sistema judicial.
Que los jueces recuerden que llevan esa delicada Misión bajo tu Nombre cuando elegiste a los jueces de Israel para impartir justicia.
A quienes trabajan en estas instituciones dales, Señor, espíritu de servicio, compasión y humanidad para que al descubrir tu rostro en estos hermanos y hermanas más pequeños se abstengan de cualquier trato cruel e inhumano; y por el contrario reconozcan su dignidad como creaturas e hijos amados de Dios, a quienes se les ha de reconocer sus derechos y pedir sus responsabilidades.
Puesto todo lo que se haga en bien de ellos, lo harán contigo que estás dentro de sus corazones.
Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo, recibe todo Honor y Gloria por los siglos de los Siglos.
AMÉN