Oh María Santísima, Madre mia, Vos encontrabais tantas cosas para decir a vuestro Divino Hijo, cuando El estaba en vuestro claustro. Ved que miserias yo le digo... y decidle por mí, aquello que yo gustaría decirle, si conociese lo que Vos Le decíais cuando Él estaba en vuestro claustro. Habladle por mi, Madre mía, y decidle todo cuanto yo querría ser capaz de decirle y no lo soy.
Adoradlo como yo querría adorarlo: pero que - oh dolor!- no soy capaz de hacerlo.
Dadle la acción de gracias que yo debería Darle y no sé.
Presentadle actos de reparación por mis pecados y por los del mundo entero, con un ardor que infelizmente no tengo.
Madre mía, pedid por mi todo aquello que mi alma necesita, todo aquello que necesitan todos los hombres. para instaurar en la tierra Vuestro reino. Porque, Madre mía, lo que Os pido más que todo es el triunfo de Vuestro Corazón Sapiencial e Inmaculado, y la implantación de vuestro Reino, en mí y sobre todos los hombres. Así sea.
- PLINIO CORREA DE OLIVEIRA
Dios mío, Vos encontrabais vuestro paraíso estando en María durante vuestra concepción y durante las comuniones de Ella. ¡Cuán inferior es la acogida que Os doy! Tened entretanto, en consideración que, en espiritu, vuestra Madre está presente en mi, Dándoos una acogida incomparable. Recibid pues, con benignidad mis pobres actos de culto, enriquecidos por haber pasado a traves de Ella, a fin de llegar a Vos.
Así sea.
- PLINIO CORRÉA DE OLIVEIRA
Oh Virgen Santísima, soy incapaz de adorar las Sagradas Especies como es debido, Os ruego, mi Madre y Señora, que lo hagáis por mi, para la mayor gloria de Dios Nuestro Señor. Soy vuestro esclavo, nada me pertenece, todo lo que es mío Os pertenece. Tomad, pues, estas Especies, dadas por la divina misericordia a este ser infiel, y adoradlas como Vos podéis hacerlo.
Así sea.
- PLINIO CORREA DE OLIVEIRA
Madre mia, purificadme, Madre mía, aquí estoy. Tened pena de mí. Yo sé que Vos siempre tuvisteis pena de mi. Pero tened pena de mi una vez más: está en mí Vuestro Divino Hijo.
Yo sé Madre mía, que si El entró en mí fue porque Vos pedisteis, pues nunca sucede, de nosotros recibir una gracia que no sea a ruego vuestro. Ahora bien, si Él está en mi, si estoy comulgando, es porque Vos pedisteis a El que viniese aquí. Una vez que pedisteis a Él que entrase en una cabaña tan indigna, arreglad esta cabaña llamada (N). purificadla, ordenadla, para que sea del
agrado de El.
Ahora estoy sosegado. Nuestra Señora se está encargando de mí, arreglando, decorando mi alma, y el Rey del Cielo y de la tierra mira para mi complacido:
"Es verdad, Yo estoy a gusto aqui, porque usted está ordenado como mi Madre quería". Así sea.
- PLINIO COAREA DE OEVEIRA
Oh Jesús mío, creo firmemente que estáis presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento del altar. Creo porque Vos lo dijisteis, espero de Vuestra infinita bondad todos los bienes y gracias que generosamente dais a los que Os reciben con viva fe y entera confianza. Os adoro, Señor, en la Sagrada Hostia.
Señor, yo no soy digno de que entréis en mi casa, pero decid una palabra y mi alma estará salvada.
Una vez que atendisteis mi pedido y vinisteis a mi, tomad cuenta y poseción de mí.
Yo Os abrazo Señor, y Os imploro: nunca más me abandonéis y no permitáis que yo Os abandone. Si fuese necesario, quitadme la vida, pero pecar para ofenderos no lo quiero jamás. Yo Os ofrezco esta Comunión Espiritual en la intención de...
- MONS. JOAO S. CLA DIAS
Mis Santos intercesores, por medio de Vos, yo renuevo mi fe, mi esperanza, mi caridad, en relación a Nuestro Señor Jesucristo presente en el cuerpo, sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento del altar y pido a El, por intermedio de Vos y por intermedio de Mater Boni Consilii a Genazzano y de San José la gracia de que yo Lo pueda recibir espiritualmente. Yo manifiesto ese deseo y pido a Nuestro Señor Jesucriste: por vuestro intermedio, que tome entera cuenta y pose de mi y que yo lo reciba, por tanto, en este momento espiritualmente; que El permanezca en mi corazón más aún de que si Lo hubiese recibido sacramentalmente; que El derrame gracias sobre gracias en mi interior, mucho mayores aún de que si yo Lo hubiese recibido de forma sacramental. Así sea.
- MONS. JOAO CLA DIAS
Decid está oración como desagravio por todos los sacrilegios que se hacen a diario con mi cuerpo y sangre:
Oh cuerpo y sangre de Jesús sacramentado os amo; y os pido perdón y misericordia. OS desagravio en unión con la Santisima Virgen María y toda la corte celestial por tantas comuniones indignamente recibidas y sacrilegios que a diario se cometen contra vuestra santa divinidad.
Jesús y María OS amo, salvad a las almas, Amén.
Te doy gracias, Sacerdote eterno, porque en la última cena nos dejaste la Eucaristía, memorial perpetuo de tu muerte y resurrección y porque siento que eres tú quien me llama a servir en la Iglesia llevando tu presencia sacramental a mis hermanos enfermos, a los que has asociado a tu pasión para la redención del mundo.
Mira, Señor, mi pobre humanidad y purifícame, para que realice mi servicio de la mejor manera y te haga presente también con mis gestos, palabras y actitudes, de modo que tú seas bien recibido cuando te reparte entre los hermanos, después de haber escuchado tu Palabra y dando gracias por tu presencia entre nosotros.
Buen pastor, aquí me tienes a tu disposición; que por tu gracia sea un auténtico discípulo tuyo y, en comunión con la Iglesia, este siempre atento a las orientaciones de los pastores, de modo que realice mi ministerio con dedicación y espíritu de servicio, para bien de la Iglesia y gloria tuya; que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos,
Amén
Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, te consagro mi cuerpo y alma para ser enteramente una con Tu Corazón, sacrificado cada instante en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, implorando por la venida de Su Reino.
Ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser.
Utilízame como quieras para la gloria del Padre y la salvación de las almas.
Santísima Madre de Dios, no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo.
Te ruego me defiendas y protejas como tu hijo especial.
Amén
Yo quisiera Señor recibirte, con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos.
Amén
A vuestros pies, ¡oh mi Jesús!,
me postro y os ofrezco
el arrepentimiento de mi corazón contrito,
que se hunde en la nada ante vuestra santísima presencia.
Yo os adoro en el Sacramento de vuestro amor,
la inefable Eucaristía,
y deseo recibiros en la pobre morada
que os ofrece el alma mía.
Esperando la felicidad de la comunión sacramental,
yo quiero poseeros en espíritu.
Venid a mí, puesto que yo voy a Vos,
¡oh Jesús mío!,
y que vuestro amor inflame todo mi ser
en la vida y en la muerte.
Creo en Vos y espero en Vos.
Así sea.
(Cardenal Rafael Merry del Val)
Ante el Crucifijo Mírame, ¡oh, mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia; te ruego con el mayor fervor imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de Ti, oh buen Jesús, dijo el Profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos". (Salmo 21, 17-18)
Toma Señor y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y poseer. Tú me lo diste; a Ti, Señor, lo devuelvo; todo es tuyo, dispon de ello conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta, sin que te pida otra cosa.
Amén.
Creo en Ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en Ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza; te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a tener mayor dolor.
Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi último fin; te alabo porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en Ti, porque eres mi protector.
Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda.
Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, ayúdame a pensar en Ti; te ofrezco mis palabras, ayúdame a hablar de Ti; te ofrezco mis obras, ayúdame a cumplir tu voluntad; te ofrezco mis penas, ayúdame a sufrir por Ti.
Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, quiero como lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras.
Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi espíritu.
Hazme llorar, Señor, mis pecados, rechazar las tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las virtudes. Concédeme, Dios de bondad, amor a Ti, odio a mí, celo por el prójimo y desprecio a lo mundano.
Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y generoso con mis enemigos.
Que venza la sensualidad con la mortificación, con generosidad la avaricia, con bondad la ira, con fervor la tibieza.
Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los éxitos.
Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.
Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y a llevar una vida ordenada.
Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mi tu vida de gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener mi salvación.
Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad de la futura. Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y alcanzar el paraíso.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, te lo presento y te lo ofrezco con amor y humildad para que lo abraces, lo quieras con tu corazón y lo ofrezcas como supremo culto de latría a la Santísima Trinidad, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y las de todo el mundo.
Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de todos mis pecados y gracia abundante para servirte desde ahora con mayor fidelidad; por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos.
Amén.
Cantemos el himno de los tres jóvenes, el que los santos cantaban en el horno encendido alabando al Señor (T. P. Aleluya).
1. Bendecid al Señor, todas las obras del Señor: alabadle y ensalzadle por siempre.
2. Bendecid, cielos, al Señor, bendecid al Señor, ángeles del Señor.
3. Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos: bendiga todo poder al Señor.
4. Bendecid al Señor, sol y luna: estrellas del cielo, bendecid al Señor.
5. Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío: todos los vientos, bendecid al Señor.
6. Bendecid al Señor, el fuego y el calor: frío y calor, bendecid al Señor.
7. Bendecid al Señor, rocíos y escarchas: hielo y frío, bendecid al Señor.
8. Bendecid al Señor, hielos y nieves: noches y días, bendecid al Señor.
9. Bendecid al Señor, luz y tinieblas: rayos y nubes, bendecid al Señor.
10. Bendiga la tierra al Señor: alábele ensálcele para siempre.
11. Bendecid al Señor; montes y collados: todas las cosas que germinan en la tierra, bendecid al Señor.
12. Bendecid al Señor, mares y ríos; fuentes, bendecid al Señor.
13. Bendecid al Señor, ballenas y todo lo que vive en el mar: todas las aves del cielo, bendecid al Señor.
14. Bendecid al Señor, todos los animales y ganados: bendecid, hijos de los hombres, al Señor.
15. Bendice, Israel al Señor: alabadle y ensalzadle por siempre.
16. Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor: bendecid al Señor, siervos del Señor.
17. Bendecid al Señor, espíritus y almas de los iustos: santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
18. Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael: alabadle y ensalzadle para siempre.
19. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo: alabémosle y ensalcémosle para siempre.
20. Bendito eres en el firmamento del cielo: y loable y glorioso por siempre.
1. Alabad al Señor en su santuario: alabadle en su augusto firmamento.
2. Alabadle por sus grandiosas obras: alabadle por su inmensa majestad.
3. Alabadle con sones de trompetas: alabadle con salterio y cítara.
4. Alabadle tañendo tímpanos y cantando a coro: alabadle con instrumentos de cuerda y voces de órgano.
5. Alabadle con címbalos resonantes: alabadle con címbalos de alegría: todo espíritu alabe al Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, Amén.
Antífona. Cantemos el himno de los tres jóvenes, el que los santos cantaban en el horno encendido alabando al Señor (T. P. Aleluya).
Todos se ponen de pie y quien dirige el rezo dice:
V. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Padre nuestro...
V. No nos dejes caer en la tentación. R. Y líbranos del mal.
V. Que te alaben, Señor, todas tus obras. R. Y que tus santos te bendigan.
V. Se regocijarán los santos en la gloria. R. Y se alegrarán en sus moradas.
V. No a nosotros, Señor, no a nosotros. R. Sino a tu nombre da la gloria.
V. Señor, escucha mi oración. R. Y que llegue a ti mi clamor. El sacerdote añade:
V El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
Oración: Oh Dios, que mitigaste las llamas del fuego para los tres jóvenes, concédenos benignamente a tu siervos que no nos abrase la llama de los vicios. Te rogamos, Señor, que prevengas nuestra acciones con tu inspiración y que las acompañes con tu ayuda, para que así toda nuestra oración y obra comience siempre en ti, y por ti se concluya. Danos Señor, te pedimos, poder apagar las llamas de nuestros vicios. Tú que le concediste a san Lorenzo vencer el fuego que le atormentaba. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén.
Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo ames con tu corazón y lo ofrezcas a la Santísima Trinidad en culto supremo de adoración, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y por las de todo el mundo.
Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para servirte, desde ahora, con mayor fidelidad; y por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos. Amén
Dulcísimo Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea virtud que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que la aspersión de tu sangre lave todos mis delitos; que tu muerte me dé la vida eterna y tu cruz sea mi gloria sempiterna. Que en esto encuentre el alimento, la alegría, la salud y la dulzura de mi corazón.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos.
Amén
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Angel de mi guarda, Angeles y Santos del Cielo, dad por mi gracias a Dios.
Amén
¡Oh Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Angeles y a los Santos para adorarte como mereces.
Amén
¡Señor mío Jesucristo! creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.
Amén
Gracias te doy Señor Padre Omnipotente, eterno Dios, que a mí pecador, indigno siervo tuyo, sin mérito alguno y sólo por tu misericordia te has dignado alimentarme con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Te suplico que esta Sagrada Comunión no sea para mi alma ocasión de castigo, sino intercesión saludable de perdón.
Que esta Sagrada Comunión sea para mí armadura de fe, escudo de buena voluntad, muerte de mis vicios, destierro de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, de paciencia y de todas las virtudes. Sea digna defensa contra todos los enemigos de mi alma.
Que sea perfecto remedio para mí espíritu; perpetua amistad contigo; verdadero Dios y Señor mío; y sello de mi muerte. Dichoso, ruégote tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable donde Tú, con tu Hijo y el espíritu Santo, eres para todos los santos, Luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta.
Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
-Oración de Acción de Gracias de Sto. Tomás de Aquino-
Creo, Dios mío, que estáis presente en el Santísimo Sacramento del Altar;
os amo, os adoro y deseo recibiros; mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid por lo menos espiritualmente a mi corazón.
Como si hubieseis venido, yo me abrazo y uno a Vos: No permitáis que jamás me separe de Vos.
Así sea.