Un Corazón ardiendo

Yo, si hubiera cometido todos los crímenes posibles,


Siempre mantendría la misma confianza,


Porque sé bien que esta multitud de ofensas


Es solo una gota en un brasero ardiendo.


 


Sí, necesito un corazón ardiendo de ternura,


Que sea mi sostén y sin esperar nada a cambio,


Que ame todo en mí, incluso mi debilidad


Y no me quite, ni la noche ni el día.


 


No, no pude encontrar ninguna otra criatura.


Que me ame hasta ese punto y sin morir.


Porque necesito un Dios que tome mi naturaleza,


Que se convierta en mi hermano y quién puede sufrir.


 


Sé muy bien que todas nuestras ofensas


tienen ante tus ojos el menor valor.


Y por dar valor a todos mis sacrificios,


quiero arrojarlos a tu divino Corazón.


 


No, tu no me encontraste una criatura sin mancha,


En medio de rayos nos diste tu ley;


Y en tu Sagrado Corazón, oh Jesús, me escondo,


No, no tiemblo, porque mi virtud eres tú.


 


(Santa Teresita del Niño Jesús)