Gracias, Señor, por los apóstoles, pilares de tu Iglesia,
Bendito seas por Pedro, humilde pescador de Galilea,
Bendito seas por Andrés, el primero llamado,
Bendito seas por Santiago que atrae a tantos peregrinos a Compostela,
Bendito seas por Juan que descansó en tu Corazón,
Bendito seas por Felipe que nos invita: "Ven y mira" (Jn 1, 46),
Bendito seas por Bartolomé, a quien llamaste debajo de la higuera,
Bendito seas por Mateo, evangelista y apóstol que dejó su oficio de publicano,
Bendito seas por Tomás que pasa de la incredulidad a una de las más bellas profesiones de fe: "¡Señor mío y Dios mío! (Juan 20:28),
Bendito seas por Santiago, hijo de Alfeo,
Bendito seas por Simón el Zelote,
Bendito seas por Judas.
¡Señor, haz que te busquemos constantemente, tengamos el deseo de escucharte y ser sanados por ti!
¡Ten piedad de nosotros que no somos nada sin ti!
Amén