
Apr 16
¡El sábado de Aleluya es un puente!

¡El sábado de Aleluya es una travesía! Como un puente: de un lado, el dolor y el silencio de la muerte y, del otro, la alegría y la esperanza de la Resurrección. La travesía puede tener el color del luto, la pérdida, el sufrimiento, pero lleva a un lugar mejor. Como todo en la vida, hay que hacer un camino. El Sábado Santo es una metáfora de la alegría por venir.
Para realizar una travesía, es necesario dar un primer paso. Así fue con las mujeres y los discípulos que fueron a ver el cuerpo de Jesús en el sepulcro, así es con los acontecimientos de nuestra historia.
Sé que corremos el riesgo de mirar el mundo como un eterno Viernes Santo. ¡Decidimos paralizarnos y no construimos puentes! ¡Esta es la gran tentación de la vida, quedarnos parados en el 'Viernes Santo'! El sábado de Aleluya es un itinerario que se abre y te invita a levantar la mirada y reorganizar tus fuerzas!
Concretamente, El sábado de Aleluya dura apenas un día. Hay travesías que duran semanas, meses, años. Es necesario hacer la travesía para que llegue el tan esperado Domingo de Resurrección. Y luego comenzamos de nuevo, y así es la vida: camino, dolor, alegría, sumergida y travesía.
El sábado de Aleluya dice mucho para la vida. Parece que lo es, parece que no lo es. Sabe a noche unas veces y otras veces, es la belleza de la luz. ¡Así somos nosotros! La fe es también una mezcla de esperanza y oscuridad: “Padre, si es posible, aparta de mí esta copa, pero hágase siempre tu voluntad”.
¡Travesía es, ante todo, pasar! Pascua viene de esta palabra: ¡pasar! Paso de la muerte a la vida! No es magia, es camino, proceso, entrega, amor que pasa por el sufrimiento, por la cruz, por el dolor... es vida nueva por la gracia de Dios y porque tuvo a María, a Simón de Cirineo, a Verónica, al discípulo amado y a Magdalena. ¡Como fue en el Calvario, así es en nuestra vida, cargada de travesías!
P. Maicon