Apr 02
¡Jesús, nuevo Jardinero de la creación!
El evangelio de Juan destaca los jardines. En el momento en que Jesús fue entregado por Judas, Él estaba orando en el jardín. En el evangelio de hoy (Jn 20,11-18) la escena tiene lugar en un jardín y María Magdalena, que no se había dado cuenta de que era Jesús, lo confunde con un jardinero. Es sólo después de escuchar la voz que llamaba “María”, que estalla de alegría: “¡Maestro!”.
El texto insiste en subrayar: “¡María vio a Jesús de pie!”. Es hermoso ver cómo esta dimensión de “estar en pie” es pascual y cristiana! Es igualmente hermoso adentrarse en la intimidad de la voz y la vida entre Jesús y María Magdalena. Más allá de las especulaciones, en esta relación hay una primicia de toda fe: ¡fuera de la intimidad, fuera de la cercanía, no es posible reconocer a Jesús. La fe es buscar y dejarse buscar en una intimidad.
La relación entre Magdalena y Jesús nació de un encuentro y de un pedido de ayuda. El evangelio de Lucas dice que Magdalena estaba poseída por siete demonios, es decir, era alguien que no tenía dominio sobre la vida, alienada por otras fuerzas, ¡Jesús le devuelve la humanidad, la capacidad de ser quien era! Es a partir de este grito que se construye una historia de armonía cuyo vértice tiene lugar en el jardín de la resurrección.

¡El fundamento de esta armonía está en el jardín de la creación! La escena que se presenta hoy es el proyecto creador de Dios, donde “todo era bueno”, ¡que se vuelve posible, a partir de la resurrección del nuevo jardinero, en el segundo jardín! El primer jardín fue plantado por Dios como bien se describe en las primeras líneas del Génesis y fue el hogar de Adán y Eva que, sin embargo, intentaron desarmonizarse poniendo sus voluntades, sus libertades por encima de la responsabilidad. Es Jesús, el Jardinero Resucitado, quien rescata el proyecto del Padre y lo pone en nuestras manos.
La fotografía más hermosa del jardín bíblico está en el Cantar de los Cantares en el que el amado dice a la amada:
"Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos;
Nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso;
Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.
Fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano.” (4:13-14).

¡El jardín es la totalidad de la armonía resucitada en el amor entre el amado y la amada!

P. Maicon