Señor Jesús, sumo y eterno Sacerdote:
Guarda de todo mal y da Tu gracia y bendición
a quienes pertenecen al orden sacerdotal.
Concédeles oídos de discípulo
para reconocer y obedecer Tu voz;
amor por Tu Palabra y lengua de profeta
para hablar Contigo y de Ti;
un corazón misericordioso como el Tuyo;
manos compasivas que sepan bendecir,
absolver, consagrar, consolar, ungir,
y pies que los conduzcan a servir
con alegría, caridad, sabiduría y humildad.
Conserva su asombro ante el milagro
de Tu presencia entre nosotros.
Mantenlos fieles a Tu Iglesia
y a su vocación,
encomendados a la Virgen María,
y perseverantes en la oración.
Socórrelos, ilumínalos, cólmalos de amor
Hazlos santos y ayúdalos a irradiarte
para que cuando los busquemos
podamos siempre encontrarte.
Te lo pedimos por nuestra dulce Madre
Santa María de Guadalupe
y por San Juan María Vianney,
patrono de los sacerdotes. Amén.