
Jun 29
¡El seguidor de Jesús debe ser un experto en el futuro!

No se trata de saber adivinar las cosas, sino de la capacidad de leer los signos de Dios sin desviarse de la realidad histórica. ¡El futuro no es algo dado, destinado! Es un camino que depende de las elecciones y el discernimiento de cada persona y de cada comunidad. Cualquier acontecimiento que atraviese la realidad nos comunica a Dios y el cristiano no puede ser ni un lector fatalista ni tampoco un optimista engañado. Las teorías de la conspiración tampoco encajan en el Evangelio.
La línea que separa a Pedro de ser "piedra que sostiene a la Iglesia y que tiene las llaves del cielo" y "piedra de tropiezo porque no piensa en las cosas de Dios" es su discernimiento sobre la Pascua, sobre las realidades del futuro, del mañana, del pasado mañana y de la eternidad. Cuando, en el Evangelio de hoy (Mt 16, 13-19), Pedro responde que Jesús es "el Mesías, hijo del Dios vivo", Pedro revela una lectura atenta de Cristo. Sin embargo, cuando Jesús anunció que “sufriría mucho por parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley, y que debía ser muerto y resucitar al tercer día”, Pedro lo reprendió, porque no podía imaginar un Mesías doliente y muerto. El pescador de Galilea había aprendido que el Mesías esperado era todopoderoso, de fuerza, de gloria y aun habiendo pasado tanto tiempo cerca de Jesús, no había asimilado que era un Mesías diferente, de servicio, de amor, de fidelidad al Padre y que le costaría la vida.
En la dictadura del presente, en la que todos estamos inmersos, no hay forma de condenar a Pedro. Era un poco lo que todos somos hoy, temeroso y desconfiado del futuro y esperando que alguna magia desenvolviera este rollo que nos envuelve. Lo que necesitamos hacer, el esfuerzo está en evitar la mecanicidad de la vida para que el futuro nos encuentre (a nosotros y a los que vendrán) libres del exceso de lo mismo. Erich Fromm escribió hace algún tiempo: “El peligro del pasado era que los hombres se convirtieran en esclavos. El peligro del futuro es que se conviertan en robots».
¡La meditación de hoy es una invitación a pensar en cómo soy un guardián del futuro, capaz de ahondar en los acontecimientos con los ojos abiertos y el compromiso de esperanza!
P. Maicon