Agradezco señor el don de la vida, el don gratuito de la familia , te encomiendo mis sentimientos, afectos, emociones, mi voluntad y mi libertad. Condúceme en este día en la dirección que quieras, haz tu voluntad en mi, en mi familia y seres queridos, aleja todo mal del cuerpo y del alma. Bendecido día.

SEMILLA AGUSTINIANA
Podemos herir y maltratar nuestro propio cuerpo a capricho, mas para sanarlo recurrimos al médico, no estando en nuestro poder el sanarnos, como está el lastimarnos; de igual manera el alma se basta a sí misma para cometer el pecado, mas para curar lo que el pecado ha dañado implora la mano curativa del Señor (Ser. 20,1).

P. Juan A Cardenas