En la misa

Padre Celestial, sobre la patena me entrego con todo mi ser, mi alma, mi cuerpo, con mi intelecto y mi voluntad, porque te ofrezco todo lo que soy y todo lo que tengo.

Entrego sobre esta patena todas mis alegrías, mis penas de hoy, mi trabajo con sus fatigas, mis cruces con sus amarguras.

Entrego también sobre esta patena a todos ios que amo, los que me hacen bien, los que me han hecho bien, los que se han recomendado a mis oraciones.

Uno todo esto al ofrecimiento de Jesús como holocausto de amor por la salvación y santificación de las almas sacerdotales y religiosas y por mi propia santificación.

Por esta gota de agua que me representa, Oh Dios mío, permiteme arrojar en el Cáliz, con Jesucristo, cada momento de mi vida para que todos sean santificados, sobrenaturalizados en la sangre de Cristo y pasen por Él a la Trinidad adorable.

Me entrego en el Cáliz y te ofrezco la vida y los sufrimientos de aquellos que no los ofrecen, para que sus vidas y sufrimientos se unan a los de Cristo que sufrió como ellos y murió por ellos.

Amén

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