Enciendo una vela por ti, mi Señor. Aunque sea ofrecida a María o a uno de los santos de esta iglesia, es algo pequeño, una señal, para TI.

Es una señal de que deseo quedarme unos segundos en silencio contigo.

Es una señal de mi certeza de que estás presente, de que me tienes en cuenta y de que no eres un extraño en mi vida y en mis problemas.

Es una señal de mi deseo de que sea Luz porque me iluminas en las dificultades, en mis elecciones y en mis decisiones;

que sea Fuego porque quemas en mí el egoísmo, el orgullo, la malicia;

que sea Llama porque calientas mi corazón y me enseñas a amar.

Mi Señor, no puedo quedarme mucho tiempo en esta iglesia y dejando esta vela encendida, quiero ofrecerte algo mío.

Ayúdame a prolongar esta oración en las actividades de hoy.

Amén.

P. Vincenzo D'Adamo sj