
Jun 07
Pedro y Juan, de la acción a la contemplación

La Iglesia conoce dos vías preconizadas y recomendadas por Dios. Una es en la fe; la otra, en la misión; una, en la peregrinación del tiempo; la otra, en la permanencia de la eternidad… La primera está figurada en el apóstol Pedro, la segunda, en Juan. La primera se desarrolla enteramente aquí abajo hasta el fin de los siglos, y entonces tendrá fin. La segunda no encontrará su plenitud más que al fin de los siglos, y en el mundo venidero no tendrá fin. Por eso Jesús dice a Pedro: Sígueme, y a propósito de Juan: «Si quiero que él se quede hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme… Que tu actuar me siga de manera perfecta y modelada en el ejemplo de mi pasión; que la contemplación comenzada permanezca hasta mi regreso: será perfecta cuando yo regrese».
Porque sigue a Cristo, este fervor hay que mantenerlo hasta la muerte, ha de permanecer hasta su retorno, y entonces este conocimiento será manifestado en plenitud. Aquí en el país de los mortales, hay que aguantar los sufrimientos de este mundo; allí, contemplaremos los bienes del Señor en el país de los que viven. Que nadie separe a estos dos apóstoles, pues todos estamos representados en los dos: lo que Pedro simboliza y Juan representa.
San Agustín
Sermón sobre el Evangelio de san Juan,
n. 124, 5-7: CCL 36,685.