
Padre Celestial, reconocemos que los hijos que tenemos en la tierra son dones tuyos y te pertenecen.
Bendícelos y fortalécenos para que podamos ser para ellos los padres que Tú nos llamaste a ser, demostrando el amor sacrificial que Jesús modeló para todos nosotros.
Ayúdanos a reconocer que es imposible ser un padre perfecto. Ayúdanos a resistir el impulso de ser los padres que la sociedad nos dice que seamos y, en su lugar, a amar y criar a nuestros hijos como Tú nos llamas a hacerlo.
En Tu nombre te lo rogamos. Amén.