
Aug 31
PALABRAS DEL SANTO PAPA SAN JUAN PABLO II (Lc 14, 1.7-14)

Jesús, (...) mientras asistía a un almuerzo en casa de uno de los jefes de los fariseos, aprovecha la oportunidad para enseñar sobre la humildad. Nos dice que elijamos el último lugar, que nos contentemos con poco, que no busquemos la ostentación de la apariencia, sino la realidad del ser. Ante Dios, no somos nada; y ante los hombres, también somos muy pequeños, o mejor dicho, nos volvemos ridículos, incluso miserables, si adoptamos poses y actitudes de autosuficiencia y vanagloria. Sin embargo, Jesús no solo quiere sugerir pautas de buenos modales y comportamiento prudente; quiere sobre todo ayudarnos y darnos grandes e iluminadoras ideas para nuestra vida. De hecho, añade: «Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Lc 14,11). Puede que esto ya suceda aquí en la tierra, en nuestras vidas, pero eso es secundario. Lo esencial es que los humildes serán enaltecidos en el cielo por Dios mismo. «¿Quieres ser grande?», preguntó san Agustín. Y respondía: «Comienza por lo más pequeño. ¿Quieres construir un gran edificio? Piensa primero en los cimientos de la pequeñez» (Sermón de San Agustín 69, 1,2). Si realmente queremos construir el edificio de nuestra santificación, debemos fundarlo en la humildad. (Papa San Juan Pablo II, Homilía con motivo de la visita pastoral a Anagni, 31 de agosto de 1986)