Oct 30
PALABRAS DEL SANTO PAPA FRANCISCO (Lc 14,1-6)
Esta misma forma de vivir, apegada a la ley, los alejaba del amor y de la justicia: se atenían a la ley, pero descuidaban la justicia; se atenían a la ley, pero pasaban por alto el amor. El Señor los encontró hombres cerrados, demasiado apegados a la ley, o mejor dicho, demasiado apegados a la letra de la ley, porque «la ley es amor». Estos hombres siempre cerraban las puertas de la esperanza, del amor, de la salvación. (…) Este es precisamente el camino que Jesús nos enseña, el opuesto exacto al de los doctores de la ley. Y este camino del amor a la justicia, conduce a Dios. Solo el camino que va del amor al conocimiento y al discernimiento, a la plenitud, conduce a la santidad, a la salvación, al encuentro con Jesús. El otro camino, el de aferrarse únicamente a la ley, a la letra de la ley, conduce al encerramiento en sí mismo, al egoísmo. Y conduce a la arrogancia de creerse justos, a esa supuesta santidad de apariencias. De modo que «Jesús les dice a estas personas: “Les gusta que la gente los vea como hombres de oración y ayuno”». Esto es solo una apariencia. Y «por eso Jesús les dijo: “Hagan lo que dicen, no lo que hacen”», porque «eso no debe hacerse». (…) Jesús se acerca: la cercanía es la prueba misma de que estamos «en el verdadero camino». Porque ese es «el camino que Dios ha elegido para salvarnos: la cercanía. Se acercó a nosotros, se hizo hombre». Y, en efecto, «la carne de Dios es la señal; la carne de Dios es la señal de la verdadera justicia. Dios que se hizo hombre como uno de nosotros, y nosotros que debemos hacernos como los demás, como los necesitados, como los que necesitan nuestra ayuda». (Papa Francisco, Santa Marta, 31 de octubre de 2014)