Oct 31
SEMILLA AGUSTINIANA
Vean, hermanos, cómo, en beneficio de la salud temporal, se suplica al médico; cómo, si alguien enferma hasta perder la esperanza de continuar en vida... ¿acaso se avergüenza, acaso siente reparos en arrojarse a los pies de un médico de alta cualificación y lavar con lágrimas sus huellas? Y si el médico le dice: «A no ser que te ate, te queme, te saje, no podrás curar», ¿qué responderá? «Haz lo que quieras, con tal que me cures». ¡Con qué ardor desea una salud efímera, de unos pocos días! Por ella acepta ser atado, sajado, cauterizado, custodiado para que no coma lo que le agrada, no beba lo que le apetece, ni siquiera cuando le apetece. Lo sufre todo para morir más tarde, ¡y no quiere sufrir un poco para nunca morir! Si te dijera Dios, que es el médico celeste por encima de nosotros: «¿Quieres sanar?», ¿qué le dirías sino: «Quiero»? Quizá no lo dices porque te crees sano, siendo esta tu peor enfermedad (Serm 80,3).

P. Juan A. Cardenas