Dec 15
SEMILLA AGUSTINIANA
A veces se apoderan de un hombre das amas opuestas entre sí, la avaricia y la prodigalidad. La avaricia dice: «Guarda»; la prodigalidad: «Gasta». Sometido a do amas que mandan y exigen cosas contrarias, ¿qué vas a hacer? Una y otra tienen su retórica propia. Y cuando empiezas a no querer obedecerlas y a recobrar tu libertad, dado que no pueden mandar, halagan. Y más hay que precaverse de sus halagos que de sus mandatos. ¿Qué dice la avaricia? «Guarda para ti, guarda para tus hijos. Si llegas a sentirte en necesidad, nadie te dará. No vivas al día; mira por tu futuro».
La prodigalidad, por el contrario, dice: «Vive mientras estás en vida; trata bien a tu alma. Has de morir y no sabes cuándo. No sabes a quién lo has de dejar o si lo ha de poseer. Tú te privas y se lo quitas a tu gula; cuando hayas muerto, quizá él no te ponga un cáliz sobre tu tumba, o si te lo pone, se emborrachará él y a ti no te llegará ni una gota. Trata, por tanto, bien a tu alma cuando y mientras puedes». Una cosa mandaba la avaricia: «Guarda para ti; mira por tu futuro». Otra distinta la prodigalidad: «Gasta; trata bien a tu alma» (Serm 86,5).

P. Juan A. Cardenas