Se pronuncia el misterio: Concédeles Señor el descanso eterno. Y brille para ellas la luz perpetua. (10 veces)
En latin: Requiem aeternam dona eis. Domine et lux perpetua leceat eis. Al final de cada decena: Almas santas, almas del purgatorio, oren a Dios por mi y yo pedire al Padre les de la gloria del paraiso.. Amén
Padre Eterno os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores. Amén
PRIMERA DECENA
Te ofrezco, mi adorado Jesús, en ayuda de las Almas del Purgatorio, los méritos de tus padecimientos y dolores sufridos, por nuestra redención. Y comienzo contemplando la Sangre que trasudó de tu cuerpo, por la tristeza y la angustia que te asaltó en Getsemaní.
Padre Nuestro, Ave Maria,Gloria…almas santas…..Padre eterno.
SEGUNDA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la inmensa aflicción que te oprimió el corazón al ver que Judas, discípulo Tuyo, por Ti amado y favorecido, se hizo perseguidor, y con beso sacrílego te traicionó para entregarte en manos de crueles enemigos.
Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
TERCERA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, pro las Almas del Purgatorio, la admirable paciencia con la que soportaste tantos ultrajes de esa vil soldadesca que te condujo de Anás a Caifás, de Pilato a Herodes, el cual para mayor desprecio, te impuso la vestidura de los locos, entre las burlas y los agravios del pueblo, y te envió al gobernador romano……
Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
CUARTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la amargura que perturbó tu Espíritu, cuando por los judíos fuiste pospuesto por Barrabás, sedicioso y homicida. Luego atado a la columna, Tú, el Inocente y el Justo, fuiste golpeado con innumerables azotes, sin piedad alguna……
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
QUINTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las Almas del Purgatorio, la humillación que toleraste, cuando, para tratarte como falso rey, pusieron sobre tus hombros un manto de púrpura, te dieron por cetro una caña y ciñeron tu cabeza con la corona de espinas, y así Pilato te presentó al pueblo diciendo: "¡He aquí al Hombre!"
Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
SEXTA DECENA:
Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la piadosa compasión y el dolor profundo que sentiste cuando, con tanta violencia, fuiste separado de tu amadísima madre, que había venido a encontrarte y abrazarte.
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
SEPTIMA DECENA:
Te ofrezco, adorado Jesús mío, por las almas del Purgatorio, los inauditos tormentos padecidos cuando, extendido sobre la cruz tu ensangrentado cuerpo, fuiste horriblemente traspasado por clavos en las manos y en los pies, y elevado en el ignominioso patíbulo.
Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria….…almas santas…..Padre eterno.
OCTAVA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la ardiente sed que padeciste en este tiempo de Calvario, sed de agua, pero también de almas que calmen tan cruel agonía y por la cual recibes tan solo vinagre e ingratitudes.
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
NOVENA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, las angustias y las penas que durante tres horas continuas soportaste suspendido de la cruz, y las contracciones que sufriste en todos tus miembros, acrecentadas por la presencia de tu dolorida madre, testigo de semejante desgarradora agonía.
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.
DECIMA DECENA:
Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la desolación que oprimió a la Virgen Santísima asistiendo a tu muerte, y el pesar de su tierno corazón, acogiéndote exánime entre sus brazos cuando fuiste bajado de la cruz.
Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria……almas santas…..Padre eterno.
Acabadas las diez decenas, orar:
SALMO 129 IMPLORACIÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA
De profundis Desde lo hondo a Ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir? Pero de Ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra; Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; Porque del Señor viene la Misericordia, la redención copiosa; Y él redimirá a Israel de todos sus delitos.