Oración Introductoria para rezar el Rosario

Ayudanos, Padre, a cerrar


las puertas de los sentidos.


Que una luz clara penetre nuestras almas


iluminándonos por el cálido brillo de la fe.


Adéntranos profundamente


en el misterio de la Redención. 


 


Quisieramos acompañar en silencio al Redentor


por esos caminos que lo vemos recorrer en el Rosario,


en unión con María, su valerosa Madre y Compañera,


a quien Él constituyó en Consorte y Colaboradora suya. 


 


Danos la gracia, de captar con el corazón


lo que el Rosario nos habla,


lo que los misterios nos proponen,


y según eso conformar


lo que hacemos o evitamos. 


 


Sumergenos en el mar de amor


del cual el Rosario


nos da a beber en abundancia;


enciende nuestra débil voluntad de sacrificio


con el ardiente amor


de Cristo y de María. 


 


Entonces nuestra vida será un espejo


del ser y del caminar


de Cristo aquí en la tierra;


con Él cruzaremos el mundo fuertes y bondadosos,


como vivas imágenes de María,


como fuertes de bendición. 


 


Entonces, Padre, siempre


nos puedes usar como instrumentos


en tus manos omnipotentes, fuertes y ricas en amor,


y plasmar por nosotros el rostro


de la humanidad de hoy


según corresponda al designio de tus planes.


Amén 


 


Credo... y


Gloria al Padre...;