A ti acudimos, bendito San José, en nuestra tribulación, y después de haber invocado el auxilio de tu Santísima Esposa, ahora te pedimos, con el corazón lleno de confianza, que nos protejas. Por ese sagrado vínculo de caridad que te unió a la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y por el amor paternal con el que abrazaste al Niño Jesús, te suplicamos humildemente que mires con misericordia la amada descendencia que Jesucristo adquirió con su Sangre, y que con tu poder y fortaleza nos socorras en nuestras necesidades.
Protege, oh providentísimo custodio de la Sagrada Familia, a los hijos elegidos de Jesucristo. Aparta de nosotros, oh amadísimo padre, toda mancha de error y corrupción. Asístenos desde el cielo, valientísimo defensor, en esta lucha contra los poderes de las tinieblas, y así como libraste al Niño Jesús del peligro mortal, ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de los engaños del enemigo y de toda adversidad.
Cúbrenos con tu constante protección para que, apoyados con tu ejemplo y fortalecidos con tu ayuda, podamos vivir una vida virtuosa, tener una muerte dichosa y obtener en el cielo la bendición eterna.
Amén.