San José, fuerte padre espiritual, defiéndeme de los pecados de la carne. Jesús dijo: "Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios". San José, Terror de los Demonios, protégeme de la lujuria, de los deseos inmorales de mi corazón y de las acciones impuras de mi cuerpo. Ayúdame a no ofender a Dios. Aquí y ahora me encadeno a ti y sacrifico todo por el bien, la verdad y la belleza. Te amo, San José, y te agradezco que seas mi padre espiritual. Amén. -Padre Donald Calloway, MIC