Oh glorioso santo,tú que ves los males que nos afligen y oprimen, el incierto hoy y el más incierto mañana, y el dolor que se ha converido en el inseparable compañero de nuestra existencia, muévete a piedad de nuestra pobre condición.
También tú sufriste el malestar, la miseria, el abandono, la calumnia, la persecución y fue la experiencia del dolor la que te consoló y la ayuda de cuantos acudieron a tí. Ya que estás en el Cielo, junto a la Fuente Eterna de Caridad, Tú que sientes una compasión viva por nuestras desdichas, recurro a tí confiado para obtener la gracia ...(pedirla).
Oh glorioso santo, a tí nada te niega el Señor porque trabajaste mucho en la tierra para su honor y gloria: intercede por mí, consígueme la gracia implorada si es útil para mi alma, y obtenedme la conformidad del divino querer y la perseverancia en el bien. Que también yo pueda llegar un día a alabar y a agradecer, junto a tí, al Señor en el Paraiso.
Así sea.