Señor Jesús, que has llamado a tu presencia al Papa Francisco, gracias por el don de su pontificado. Cuando estuvo entre nosotros, mostró incansablemente a la Iglesia tu constante misericordia hacia los pecadores. Concédele ahora tu misericordia y haz que descanse eternamente contigo en tu Reino.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
- Misioneros Franciscanos de la Palabra Eterna
Oh, Dios, fiel remunerador de las almas, concede a tu siervo difunto el Papa Francisco,
a quien constituiste sucesor de Pedro y pastor de tu Iglesia.
Que, por los misterios de tu gracia y tu perdón
que administró fielmente en la tierra, goce con alegría junto a ti en el cielo para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amen
Señor de la vida y de la eternidad, recibe con amor al papa Francisco, pastor fiel y humilde servidor de tu pueblo. Que su alma descanse en la paz infinita de tu presencia, y que su legado de compasión, justicia y esperanza siga iluminando los corazones del mundo. Concédenos honrar su memoria con acciones de amor, y que desde tu Reino él interceda por la Iglesia que tanto amó.
Madre Amada, Santisima virgen María, encomendamos el alma del papa Francisco un hijo fiel y servicial que predicó con su ejemplo hasta el último de sus dias siguiendo el camino y enseñanzas de tu hijo amado.
San Juan Pablo segundo, recibe a tu hermano que dispuso su santificación. Orienten la elección del próximo papa que tomará su lugar en la Santa Sede, Que sea un lider religioso revestido de paciencia y de las gracias necesarias para tomar las tiendas de la Iglesia.
Descanse en Paz Papa Francisco Amén.
Señor Dios, míranos. Mira esta ciudad, esta isla. Mira a nuestras familias.
Señor, a Ti no te faltó el trabajo, fuiste carpintero, eras feliz.
Señor, nos falta el trabajo. Los ídolos quieren robarnos la dignidad. Los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza. Señor, no nos dejes solos. Ayúdanos a ayudarnos entre nosotros; que olvidemos un poco el egoísmo y sintamos en el corazón el “nosotros”, nosotros pueblo que quiere ir adelante.
Señor Jesús, a Ti no te faltó el trabajo, danos trabajo y enséñanos a luchar por el trabajo y bendícenos a todos nosotros.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
- Del Papa Francisco -
Señor, Buen Pastor de la Humanidad, que confiaste a Pedro y a sus sucesores la misión de fortalecer a los hermanos en la fe y de iluminarles en la escucha de la Palabra – en este lugar en que los Pastorcitos de Fátima Testimoniaron una profunda devoción al Santo Padre Y un intenso amor a la Iglesia, Te pedimos que tu Espíritu de Sabiduría ilumine al Papa en su misión de Sucesor de Pedro; que tu misericordia le proteja y conforte; que el testimonio de tus fieles le anime en su misión y que la tierna presencia de María sea para él señal de tu amor; que él sea fuerte en la fe, audaz en la esperanza y celoso en la caridad.
Tu que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo.
Amén.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria.
Escucha, Señor, la plegaria de tu pueblo y haz que nuestro Papa, Vicario de Cristo en la tierra, confirme en la fe a todos los hermanos, para que toda la Iglesia se mantenga en comunión con él por el vínculo de la unidad, el amor y la paz.
Concédele valor, sabiduría y amor a tu pueblo, para que él sirva con fidelidad a todas aquellas personas a quienes tú le has confiado sus cuidados y lleve a tu Iglesia unida en la fe, de corazón y voluntad, mientras procuramos llevar a su pleno cumplimiento la misión de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén
Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el Papa.
En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.
Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.
Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.
Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.
Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención.
Amén.