Sep 24
Liturgia de la Palabra diaria

Liturgia - 24 de Septiembre de 2024
Ciclo B - Año II - Color Verde
XXV Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo IV
I Semana del Salterio
Primera Lectura Proverbios 21, 1-6. 10-13
Salmo 118
Evangelio Lucas 8, 19-21
Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes
Verde Feria, Misa por la santificación del trabajo humano MR, p. 1134 (1126) / Lecc. II, p. 820
Otros santos: Gerardo Sagredo, Patrón de Budapest, obispo, apóstol y Protomártir de Hungría; Vicente María Strambi, presbítero y obispo. Beato Antonio Martín Slomsek, sacerdote y obispo.
PRIMERA LECTURA
Diversas sentencias del libro de los Proverbios.
Del libro de los Proverbios: 21, 1-6. 10-13
Como agua de riego es el corazón del rey en manos del Señor: él lo dirige a donde quiere. Al hombre le parece bueno todo lo que hace, pero el Señor es quien juzga las intenciones.
Proceder con rectitud y con justicia es más grato al Señor que los sacrificios. Tras los ojos altaneros hay un corazón arrogante; la maldad del pecador brilla en su mirada.
Los proyectos del diligente conducen a la abundancia, en cambio el perezoso no sale de la pobreza. Los tesoros ganados con mentira se deshacen como el humo y llevan a la muerte.
El malvado busca siempre el mal y nunca se apiada de su prójimo. Cuando se castiga al arrogante, el sencillo aprende; cuando se amonesta al sabio, crece su ciencia.
El Señor observa el proceder de los malvados y acaba por precipitarlos en la desgracia. Quien cierra los oídos a las súplicas del pobre clamará también, pero nadie le responderá.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Meditatio
Desde ayer iniciamos la lectura de algunos textos del libro de los Proverbios, libro que forma parte de la literatura sapiencial del pueblo de Israel.
Es la sabiduría de un pueblo que encuentra en su caminar, junto con la acción poderosa de Dios, la sabiduría que nace de la experiencia humana; del caer y levantarse.
Este libro, por lo tanto, nos presenta una infinidad de consejos que, como ya veíamos, resumen en gran medida la experiencia del pueblo a través de los siglos, en la cual, si bien es humana, está asentada sobre la fidelidad a Dios. Son sentencias que hablan por sí solas. Si las meditamos con detenimiento veremos cuánta sabiduría y verdad hay en ellas.
Oratio
Señor, deja que la sabiduría, tan admirable y fuera de mi alcance de tu Palabra, penetre hasta lo más profundo de mí y se instale como un árbol de vida que produce fruto a su tiempo y que sus hojas no se agostan, y que fluya como el río que va sanando todo a su paso y da vida a todo lo que se encuentra a su vera.
Actio
Hoy tomaré una o dos de estas sentencias, las convertiré en oración y las repetiré varias veces a lo largo del día.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 118,1.27.30.34.35.44.
R/. Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad.
Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dame nueva luz para conocer tu ley y para meditar las maravillas de tu amor. R/.
He escogido el camino de la lealtad a tu voluntad y a tus mandamientos. Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. R/.
Guíame por la senda de tu ley, que es lo que quiero. Cumpliré tu voluntad sin cesar y para siempre. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 11, 28
R/. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.
Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 19-21
En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: "Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte". Pero él respondió: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
«Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen»
Hoy leemos un hermoso pasaje del Evangelio. Jesús no ofende para nada a su Madre, ya que Ella es la primera en escuchar la Palabra de Dios y de Ella nace Aquel que es la Palabra. Al mismo tiempo es la que más perfectamente cumplió la voluntad de Dios: «He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), responde al ángel en la Anunciación.
Jesús nos dice lo que necesitamos para llegar a ser sus familiares, también nosotros: «Aquellos que oyen...» (Lc 8,21) y para oír es preciso que nos acerquemos como sus familiares, que llegaron a donde estaba; pero no podían acercarse a Él a causa del gentío. Los familiares se esfuerzan por acercarse, convendría que nos preguntásemos si luchamos y procuramos vencer los obstáculos que encontramos en el momento de acercarnos a la Palabra de Dios. ¿Dedico diariamente unos minutos a leer, escuchar y meditar la Sagrada Escritura? Santo Tomás de Aquino nos recuerda que «es necesario que meditemos continuamente la Palabra de Dios (...); esta meditación ayuda poderosamente en la lucha contra el pecado».
Y, finalmente, cumplir la Palabra. No basta con escuchar la Palabra; es preciso cumplirla si queremos ser miembros de la familia de Dios. ¡Debemos poner en práctica aquello que nos dice! Por eso será bueno que nos preguntemos si solamente obedezco cuando lo que se me pide me gusta o es relativamente fácil, y, por el contrario, si cuando hay que renunciar al bienestar, a la propia fama, a los bienes materiales o al tiempo disponible para el descanso..., pongo la Palabra entre paréntesis hasta que vengan tiempos mejores. Pidamos a la Virgen María que escuchemos como Ella y cumplamos la Palabra de Dios para andar así por el camino que conduce a la felicidad duradera.
Rev. D. Xavier JAUSET i Clivillé
(Lleida, España)