Consagración de Ministros Extraordinarios

Te doy gracias, Sacerdote eterno, porque en la última cena nos dejaste la Eucaristía, memorial perpetuo de tu muerte y resurrección y porque siento que eres tú quien me llama a servir en la Iglesia llevando tu presencia sacramental a mis hermanos enfermos, a los que has asociado a tu pasión para la redención del mundo.


 


Mira, Señor, mi pobre humanidad y purifícame, para que realice mi servicio de la mejor manera y te haga presente también con mis gestos, palabras y actitudes, de modo que tú seas bien recibido cuando te reparte entre los hermanos, después de haber escuchado tu Palabra y dando gracias por tu presencia entre nosotros.


 


Buen pastor, aquí me tienes a tu disposición; que por tu gracia sea un auténtico discípulo tuyo y, en comunión con la Iglesia, este siempre atento a las orientaciones de los pastores, de modo que realice mi ministerio con dedicación y espíritu de servicio, para bien de la Iglesia y gloria tuya; que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos,


Amén