La casa de mi alma es demasiado pequeña para acogerte, Señor. Hazla más grande.
La casa de mi alma amenaza ruina. Restaura la, Señor. Lo sé. Reconozco que da pena verla.:
Está tan destartalada. ¿Quién será capaz de arreglarla? Ciertamente yo no. Solo tú puedes arreglarla y limpiarla, puesto que así lo creo. Por eso me dirijo a ti. Y tú lo sabes, Señor.
Amén.
Oración de San Agustin