
SAN MIGUEL ARCÁNGEL, tú, Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón infernal, recibiste de DIOS la fuerza y el poder para aniquilar mediante la humildad, la soberbia de los poderes de las tinieblas.
Te suplicamos que nos ayudes a tener verdadera humildad de corazón, fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de DIOS, y fortaleza en el sufrimiento y la necesidad. Socórrenos para que no desfallezcamos ante el tribunal de DIOS.
SAN GABRIEL ARCÁNGEL, tú, Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de DIOS, abre nuestros oídos aún a las suaves exhortaciones y llamadas del Corazón amoroso de nuestro Señor.
Te suplicamos que no te apartes de nuestra vista, para que comprendamos bien la palabra de DIOS, la sigamos, la obedezcamos y cumplamos lo que DIOS quiere de nosotros. Ayúdanos a alcanzar una disposición vigilante para que cuando el Señor llegue no nos encuentre dormidos.
SAN RAFAEL ARCÁNGEL a tí, flecha de amor y medicina del amor de DIOS, te
suplicamos que hieras de amor ardiente nuestro corazón y hagas que esta herida nunca se sane, para que en la vida cotidiana vayamos siempre por el camino del amor y todo lo venzamos a través del amor.
¡Socorrednos, poderosos hermanos santos, compañeros nuestros en el servicio ante DIOS!
Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y avaricia, de nuestra envidia y desconfianza, y de nuestra ansia de saciedad, de bienestar y de admiración.
Quitadnos las ataduras del pecado y del apego a las cosas terrenas.
Quitadnos de los ojos la venda que nosotros mismos nos hemos puesto para no ver las necesidades que nos rodean y así poder contemplarnos tranquilamente y compadecernos de nosotros mismos.
Clavad en nuestro corazón la espina de la santa inquietud por DIOS, para que no cesemos de buscarlo con anhelo, contrición y amor. Contemplad la Sangre de nuestro Señor derramada por nuestra causa.