Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame. En las tentaciones: defiéndeme. En las horas difíciles: consuélame. Con tu corazón Maternal: ámame. Con tu inmenso poder: protégeme. Y en tus brazos al expirar: recíbeme. Amén.