Aug 15
San Tarsicio de Roma y San Esteban de Hungría

San Tarsicio de Roma

En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, conmemoración de san Tarsicio, mártir, que al defender la Santísima Eucaristía de Cristo de una furiosa turba de gentiles que intentaban profanarla, prefirió ser apedreado hasta la muerte antes que entregar las sagradas formas a los perros.


«san Tarsicio, mártir, al defender la Santísima Eucaristía de Cristo de una furiosa turba de gentiles que intentaban profanarla, prefirió ser apedreado hasta la muerte antes que entregar las sagradas formas a los perros.» Esta redacción del «elogio» del Martirologio Romano expresa muy bien la forma que tomó posteriormente la historia de san Tarsicío, «el mártir de la Eucaristía», en un poema del papa san Dámaso (siglo IV). El Pontífice cuenta que Tarsicio prefirió una muerte violenta en manos de una turba, antes que «entregar el Cuerpo del Señor a aquellos perros rabiosos» («Tarcisium sanctum Christi sacramenta gerentem, cum male sana manos peteret vulgare profanis; ipse animam potius voluit dimittere caesus prodere quam canibus rabidis caelestia membra.»), y le compara con san Esteban, que murió apedreado por los judíos. El hecho del martirio de san Tarsicio es histórico, pero no consta que fuese realmente un acólito todavía niño. Si se tiene en cuenta que san Dámaso le compara con el diácono san Esteban, se puede conjeturar que era más bien un diácono, ya que éstos tenían por oficio administrar el Santísimo Sacramento en ciertas circunstancias y transportarlo de un sitio a otro. Así, por ejemplo, los diáconos trasladaban una parte de la hostia consagrada por el Papa a las principales iglesias de Roma, como símbolo de la unidad del santo sacrificio y de la unión de los obispos con los fieles. Pero en aquella época, lo mismo que en la actual, se podía confiar el Santísimo Sacramento a cualquier cristiano -clérigo o laico, joven o viejo, hombre o mujer- en caso de necesidad. La tradición afirma que Tarsicio era un acólito de tierna edad, a quien se confió la misión de llevar la comunión a algunos cristianos que estaban prisioneros, en la época de la persecución de Valeriano. El santo fue sepultado en el cementerio de San Calixto. Nunca se ha llegado a identificar su sepultura; sin embargo, la iglesia de san Silvestre in Capite pretende poseer sus reliquias.


 


 


San Esteban de Hungría

En Alba Real (hoy Székesfehérvár), en Panonia, muerte de san Esteban, rey de los húngaros, cuya memoria se celebra mañana.


El pueblo al que conocemos con el nombre de magiar, llegó a las comarcas de Hungría en los últimos años del siglo nueve, procedente de varios distritos al oriente del río Danubio, para instalarse en las riberas, bajo la dirección de un jefe único llamudo Arpad. Aquel pueblo estaba constituido por gente brava y guerrera; fue durante una de sus incursiones por Italia, Francia y las regiones del oeste, cuando se encontraron con el cristianismo. San Metodio y otros misioneros habían plantado la fe en puntos tan orientales de Europa como la Panonia; sin embargo, no fue sino al mediar el siglo décimo, cuando los magiares empezaron a tomar en consideración a la Iglesia. Geza, el tercer duque (vaivode), que gobernó al pueblo después de Arpad, vio la necesidad política del cristianismo y, alentado por san Adalberto de Praga, se hizo bautizar y gran número de nobles lo imitaron. Pero. evidentemente, aquélla fue una conversión por conveniencia y la mayoría de los nuevos cristianos lo eran sólo de nombre. Sin embargo, hubo una excepción: Vaik, el hijo de Geza, quien recibió el bautismo al mismo tiempo que su padre. y se llamó Esteban (lstvan). Por entonces no tenía más de diez años y aún no había adquirido las costumbres y modos de pensar de los paganos. En 995, cuando cumplió veinte años, se casó con Gisela, la hermana de Enrique, duque de Baviera, mejor conocido como el emperador san Enrique II, y, dos años más tarde, sucedió a su padre en el gobierno de los magiares.


 


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