
Oh, Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro, te amo y me consagro a Ti en este día.
Padre Celestial: Te ofrezco mi voluntad, mis pensamientos y mis acciones para Tu gloria.
Jesucristo, mi Redentor: Te ofrezco mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Que Tu Cruz sea mi esperanza.
Espíritu Santo, Consolador: Ven y habita en mí, ilumina mi mente y enciende en mí el fuego de Tu amor.
Que en este día, yo sea un reflejo de Tu unidad y de Tu amor.
Amén.

Dios padre, que has enviado al mundo la palabra de verdad y el espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable. Concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la unidad de tu majestad omnipotente.
Amén.

Dios mío, creo firmemente cuanto tú, verdad infalible, has revelado y la santa Iglesia nos propone para creer.
Y expresamente creo en ti, único verdadero Dios, en tres personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; y en tu Hijo, encarnado y muerto por nosotros, Jesucristo, el cual dará a cada uno, según sus méritos, el premio o la pena eterna.
Conforme a esta fe quiero vivir siempre.
Señor, aumenta mi fe.
Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y las gracias necesarias para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer.
Señor, no quede yo confundido eternamente.
Dios mío, te amo con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a ti, bien infinito y mi eterna felicidad; y por amor tuyo amo a mi prójimo como a mí mismo y perdono las ofensas recibidas.
Señor, haz que yo te ame cada día más.
Amén.

Bendito seas, Padre, que en tu infinito amor nos has dado a tu Unigénito Hijo, hecho carne por obra del Espíritu Santo en el seno purísimo de la Virgen María, y nacido en Belén hace ahora dos mil años.
Él se ha hecho nuestro compañero de viaje y ha dado nuevo significado a la historia, que es un camino hecho juntos, en el trabajo y en el sufrimiento, en la fidelidad y en el amor, hacia aquellos cielos nuevos y hacia aquella tierra nueva, en la que Tú, vencida la muerte, serás todo en todos.
¡Alabanza y gloria a Ti, Trinidad Santísima, único y sumo Dios! Amén
-Juan Pablo II