¡Oh Jesús, lleno de gracia y de caridad y víctima por los pecadores, que, impulsado por el amor a nuestras almas, quisiste morir crucificado, te ruego humildemente glorificar, también sobre esta tierra, al Siervo de Dios, Padre Pío de Pietrelcina, que en la participación generosa a tus sufrimientos, tanto te amó y tanto se prodigó por la gloria del Eterno Padre y por el bien de las almas ! Te suplico, oh Jesús, que me concedas, por su intercesión, la gracia. …, que ardientemente deseo. (Recitar tres Glorias)