Padre, junto a María, nuestra Madre,
quiero acompañar al Redentor del mundo
y en su lucha a muerte ver esos poderes
que actúan en todos los sucesos de la historia.
Ayudame, con su Esposa la Gran Señal,
a ofrecerle como instrumento
mis débiles manos
a El, el Señor,
a quien, por amor a nosotros,
constituiste para enjuiciar a Satanás.
Me veo situado
entre esos dos grandes poderes
que se proscriben mutuamente en una eterna lucha,
y con entera libertad
una vez más me decido por Cristo
ahora y para siempre.
Todos: Concedeme abrazar con el Señor
alegremente la cruz,
e ir por los caminos de la Inscriptio sin vacilación,
para que como esposa me asemeje al Esposo
y como instrumento sea fecundo
para su Reino de Schoenstatt.
Te imploro, Señora tres veces Admirable,
contemplar
la profundidad del corazón de Cristo
y, en medio de un mar agitado por el odio,
acompañarlo
con el ardiente fuego de tu amor.
Amen