¡Te suplico, Señor, arrebata de mi alma estas manchas impuras que son la vanidad, el egoísmo y la autosuficiencia!
¡Ayudame, Señor, a ser humilde!
Que busque siempre amar antes que ser amado, dar antes que recibir, consolar antes que ser consolado, socorrer antes que pedir socorro, y comprender antes que ser comprendido.
¡Por favor, Señor, regalame la valentía de querer encontrar, a toda costa, el lado positivo en cada cosa mala que pueda pasarme!
¡Ayúdame a sonreír siempre y en todo lugar, y que cada vez que sea mal tratado, reciba ese odio con los brazos abiertos!
Y que donde haya oscuridad, sepa yo poner luz
Donde haya inquietud, ponga yo paz y calma
Ofreciendote antes mis problemas, mis incertidumbres, mis dudas, mis temores, y todo aquello que nuble mi vida.
Para poder concentrarme sólamente en vivir por y para Vos, Señor mío.
Amén.