Frente al Santísimo

Señor escondido en tan pequeña custodia, te haces tan pequeño por amor a nosotros y nosotros tan solo podemos darte gracias por tan valioso regalo. Hoy te estoy contemplando, pero cuando recibo tu amor, pareciera que tu estuvieras contemplándome a mí, porque no paras de mirarme, aunque yo a veces me distraiga y te deje de mirar. Amén.