Jan 01
San Eugendo y Beatos Juan y Renato Lego

San Eugendo, abad

En los montes del Jura, en la Galia Lugdunense, conmemoración de san Eugendo, abad de Condat, que desde su adolescencia vivió en este monasterio, donde promovió la vida en común de los monjes.


A la muerte de los santos hermanos Romano y Lupicino, fundadores de la abadía de Condat, bajo cuya dirección había sido educado desde los siete años, Eugendo fue nombrado coadjutor de Minausio, quien les había sucedido en el cargo. Cuando Minausio fue depuesto, Eugendo pasó a ocupar el puesto de abad del famoso monasterio. Su vida fue muy austera y estaba tan apartado de las pasiones, que parecía incapaz de experimentar la ira. Eugendo, que no reía nunca y sin embargo, llevaba la alegría reflejada en el rostro, era muy versado en griego, en latín, en el conocimiento de la Sagrada Escritura, y fue un gran promotor de los estudios en su monasterio; a pesar de ello, todos los ruegos no consiguieron persuadirle a aceptar la ordenación sacerdotal.


La biografía de los primeros abades de Condat consigna el hecho de que, habiéndose incendiado el monasterio que san Romano había construido con troncos de árboles, Eugendo construyó un nuevo monasterio de piedra, así como una elegante iglesia consagrada a los santos Pedro, Pablo y Andrés. Eugendo vivía en constante oración, y su devoción no hizo sino aumentar durante su última enfermedad. Habiendo convocado a aquel de sus hermanos que él había nombrado para ungir a los enfermos, Eugendo le pidió, según la costumbre de la época, que le ungiera el pecho, y entregó su alma a Dios cinco días más larde, hacia el año 510, a los sesenta y uno de edad. De él tomó el nombre de Saint-O-yend la famosa abadía de Condat, a 35 Km de Ginebra; dicho nombre fue cambiado por el de Saint-Claude en el siglo XIII, en honor del obispo de Besançon.


Krusch en Monumenta Germaniae Historica, Scriptores Merov., vol. III, pp. 154-166. Mons. L. Duchesne, en «Mélanges d´archéologie et d´histoire» (1898), vol. XVIII, pp. 3-16, ha probado con éxito su autenticidad y su veracidad. 


 


fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

 


Beatos Juan y Renato Lego, 99 mártires de Angers en la Revolución Francesa (1794)


Hombres y mujeres, consagrados y laicos, mártires de la Revolución Francesa en la diócesis de Angers en 1794, elevados a los altares por el Papa Juan Pablo II el 19 de febrero de 1984.
Verdaderos cristianos que dan testimonio, con su negativa a odiar a sus verdugos y con su perdón, su deseo de paz para todos: «He rogado al buen Dios por la paz y la unidad de todo el mundo» (Marie Cassin). Estos últimos momentos manifiestan la profundidad de su fe. Algunas cantaaban himnos y salmos hasta llegar al lugar del suplicio «pidieron algunos minutos para rendir a Dios el ssacrificio de sus vidas, y lo hacían con tanto fervor que hasta sus verdugos quedaban atónitos». La hermana Marie-Anne, Hija de la Caridad, conforta así a su hermana: «tendremos la dicha de ver a Dios y poseerlo por toda la eternidad, yseremos por él poseíadas sin temor a ser separadas». Son testimonios del Abad Gruget citados por el Papa Juan Pablo II en la misa de beatificación de este grupo de mujeres que elevó a los altares, junto con otros mártires de la Revolución Francesa en la diócesis de Angers, el 19 de febrero de 1984.


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