
La tierra se regocija en estos días, y tu Iglesia se llena de gozo ante tu Hijo, nuestro Señor, quien se acerca como luz resplandeciente para iluminarnos a quienes vivimos en la oscuridad de la ignorancia, el dolor y el pecado.
Llenos de esperanza en Su venida, hemos preparado esta corona.
Ahora que comenzamos el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos Dios Padre, mientras cada día crece el esplendor de esta corona, que nos ilumines con la llama de Amor de Aquel que, siendo la luz del mundo, ilumina toda oscuridad.
Por Nuestro Señor Jesúcristo, tu Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Padres: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos: Amén.
Padres (Hoy comienza el tiempo de Adviento): Cuatro semanas en las que prepararemos nuestros hogares y corazones para celebrar que Dios que vino entre los hombres. Que la alegría del Señor esté siempre con nosotros y seres queridos.
Todos: Ven, Señor, visítanos con tu paz; tu presencia nos llenará de alegría.
Padres (Ahora encendamos la vela de la primera semana): Que su llama nos acompañe en estos días esperando a nuestro Señor Jesús. Que este Adviento sea el tiempo de la luz del Dios, recién nacido, en nuestros corazones.
Todos: Ven, Señor, visítanos con tu paz.
Padres: (Ahora tomémonos de las manos y recitemos juntos el Ave María, la oración que recuerda cómo el ángel le anunció a la Virgen María que sería la madre de Jesús)
Todos: Ave María...

Niño Dios,
que mi familia sea un pesebre
donde nazcas, Tú, redentor;
donde la estrella que alumbre sea la fe en Tí.
Que mi familia recuerde
aquel portal de Belén,
y con humildad creyente
viva el perdón y el amor.
Que mi familia haga vida
tu familia de Nazaret,
donde todos oren siempre
y busquen servir a Dios Padre.
Que mi familia
como los pastores de hoy,
te den gloria
siendo instrumento de unión.
Amén

El ministro, padre de familia o el miembro designado al comenzar la celebración, dice lo siguiente:
"Nuestro auxilio es el nombre del Señor"
Todos responden:
"Que hizo el cielo y la tierra."
Uno de los presentes, o la misma persona, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo: Isaías 60,13:
"Te traerán, Jerusalén, las riquezas del Líbano, el ciprés, el olmo y el abeto, para adornar mi santuario, pues yo honraré el estrado de mis pies".
Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:
Oración
Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo.
Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces, vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia.
Todo el Honor y la Gloria sea para Él por los siglos de los siglos.
Todos responden:
Amen.
Según las circunstancias, el ministro rocía con agua bendita a los presentes y el Árbol de Navidad y estamos listos para disfrutar de esta preciosa devoción de Navidad. (Bendiciones Navideñas, No. 1275-1278)