Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre. Tú que eres nuestro verdadero consejero: ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones. Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta. Impide que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras. No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos. Concédenos el don del discernimiento, para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por prejuicios y falsas consideraciones. Condúcenos a la unidad en ti, para que no nos desviemos del camino de la verdad y la justicia, sino que en nuestro peregrinaje terrenal nos esforcemos por alcanzar la vida eterna. Esto te lo pedimos a ti, que obras en todo tiempo y lugar, en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos.
Amén.
- Oración que históricamente en Concilios, Sínodos y otras reuniones de la Iglesia durante cientos de años, siendo atribuida a San Isidoro de Sevilla (c. 560 - 4 de abril de 636).
Se canta: ven ven Señor no tardes, ven que te esperamos, ven, ven Señor no tardes, ven pronto Señor!
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenandolo todo con firmeza y suavidad.
Oh Adonai! Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la Zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley.
Oh renuevo del tronco de Jesé! Que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones.
Oh llave de David y cetro de la casa de Israel! Que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir.
Oración a san Juan Nepumoceno si sufres de calumnia, chisme o difamación:
Dios misericordioso que todo lo puedes:
confiando en san Juan Nepomuceno,
te pido que me liberes de toda infamia,
deshonra y confusión,
en esta vida y en la eterna.
Dame la fuerza para no asustarme frente a quien me calumnia,
la seguridad de la presencia amorosa y consoladora
de tu precioso Hijo, Jesucristo.
Él, por medio de una infame muerte de cruz nos salvó,
y ahora vive y reina glorioso contigo
en unidad del Espíritu Santo,
consolador verdadero de los tristes y afligidos,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, tú conoces bien nuestras necesidades y todas las aflicciones de nuestra Patria. Tú conoces el corazón de quienes nos han de gobernar. Por ello, te pedimos, con gran humildad y con todo nuestro corazón, que nos des un Gobernante según tu corazón.
Que te obedezca, respete y que te sea fiel en todo momento, como Moisés. Que genere leyes que permitan que se establezca tu Reino, un Reino de justicia y de paz. Que tenga una fe tan grande como para hacer que se abran no sólo los mares, sino los corazones.
Señor, danos un Gobernante que nos gobierne como Samuel. Un Gobernante que tenga intimidad contigo, que te conozca y respete.
Danos un Gobernante que nos ayude a volver a centrar nuestros ojos en lo espiritual, en lo trascendente, en lo eterno.
Danos, Señor, un Gobernante que te ame por sobre todas las cosas y que sea valiente para pelear tus batallas como lo hizo David. Que tenga tu fuerza y tu Espíritu para guiar al pueblo y establecer la paz. Que tenga un corazón humilde para que confíe sólo en ti.
Danos, Señor, un Gobernante como Salomón, que tenga sabiduría y juicio para conducir a tu pueblo. Que con su sabiduría lleve a nuestro pueblo a gozar, como en tiempos de Salomón, de bienestar económico y de progreso.
Danos, Señor, un Gobernante como Nehemías, que nos ayude a reconstruir nuestro país, hoy devastado por la inseguridad y el egoísmo de muchos de nosotros.
Finalmente, danos un Gobernante como Judas Macabeo, que nos impulse a combatir a los enemigos del pueblo: La injusticia, la pasividad, la corrupción, el abuso.
Señor, hoy más que nunca necesitamos de tu ayuda. Guía por medio de tu Espíritu Santo nuestro corazón y ayúdanos a elegir conforme a tu voluntad. Nos abrimos a tu amor para que seas tú quien elija, a través de nosotros, a la persona que nos guiará y nos ayudará a construir tu Reino aquí en nuestro amado País.
Amén.
Dios mío, te agradezco inmensamente haber podido abrir hoy mis ojos para celebrar una año más de vida, en compañía de mis familiares y amigos. Te agradezco por la energía que me has brindado para enfrentar las vicisitudes que se han presentado en el pasado. Te suplico el don de la fortaleza para continuar haciéndolo.
En cada obstáculo que se presente, sé Tú mi guía y protector. Bríndame otros años de vida, llenos de salud, para continuar llevando tu palabra a quienes la necesiten.
Llena mi corazón de amor y bondad para compartir esta alegría con otras personas. Permíteme ser un instrumento para que tu voluntad sea cumplida aquí en la tierra.
Gracias, Señor, por los días, las noches, la luz, la oscuridad, por los amigos, por la familia, por el hogar. Gracias por la vida!
Para ti toda la gloria. Amén
Señor, conviértete nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten el perdón recíproco. Desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia. Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo, para que participemos en la gloria de su resurrección.
Amén
- Papa Francisco
Amado San José,
esposo fiel de la madre de Dios y padre adoptivo de Jesús, nuestro Redentor,
confiados en tu poderosa intercesión,
venimos hoy ante ti para consagrarte nuestra patria Colombia
y dejarla bajo tu custodia y protección.
El enemigo ha sembrado divisiones
y amenaza con destruir nuestra valiosa herencia espiritual y material
construida durante largos años.
Es verdad que hemos pecado de muchas maneras,
especialmente por la violencia entre nuestros hermanos y la inequidad social;
por eso, arrepentidos suplicamos el perdón de Dios
y estamos dispuestos a una verdadera conversión.
Glorioso Jefe de la sagrada Familia,
te suplicamos que hagas valer tu cercanía al trono de Dios Todopoderoso
y le pidas que florezca su Reino de amor, de justicia y de paz en nuestra patria.
Defiéndenos de los enemigos que pretenden arruinar nuestras familias,
engañar a niños y jóvenes, instaurar una cultura que destruye la vida
y difunde rebeldía contra la Ley de Dios.
Líbranos de avanzar en los errores
y vicios que conducen a la desgracia y a la ruina material.
Amadísimo padre y amigo San José,
ruega al Padre Celestial que, así como por el ministerio de la Encarnación
nos envió a su Hijo, el Buen Pastor,
envíe también ahora nuevos obreros a su mies,
que anuncien íntegro el Evangelio de Cristo para salvación y alegría de los
hombres. Intercede para que el Espíritu Santo nos conceda gobernantes
con el carisma de honestidad y sabiduría.
Carpintero de Nazaret, patrono de los obreros y artesanos,
enséñanos a respetar y a promover la dignidad de cada persona humana,
a defender a los niños e inocentes,
a ayudar con caridad cristiana a los más vulnerables y sufridos en su cuerpo y
en su espíritu. Lleva hasta Dios la súplica del Padrenuestro, líbranos del mal,
que rezaste tantas veces con Jesús y María en tu hogar de Nazaret.
Líbranos de la guerra, de la pandemia, del hambre y de toda perturbación.
Patrono de la buena muerte, que tengamos tu defensa y compañía en la hora
de la muerte, para alcanzar nuestra máxima esperanza que es ver a Dios cara
a cara en el Cielo.
Enséñanos a vivir alegres en el camino de santidad,
a usar con gratitud y buen cuidado los recursos de la creación,
a emplear para el bien los avances que nos ofrece la tecnología de este tiempo.
San José, modelo de todas las virtudes,
te damos gracias por acoger esta consagración
y presentar nuestras súplicas ante el trono de la Santísima Trinidad.
Recíbenos en tu Corazón y ofrécenos como obsequio de amor
al Corazón de la Inmaculada Concepción,
tu Santísima Esposa y Reina gloriosa de Colombia.
Amen.
Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos,
que el viento sople siempre a tus espaldas,
que el sol brille cálido sobre tu cara,
que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos y,
hasta tanto volvamos a encontrarnos,
que Dios te lleve en la palma de su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras,
y siempre quieras vivir plenamente.
Que siempre olvides las cosas que te entristecieron
pero siempre recuerdes aquellas que te alegraron.
Que siempre olvides a los amigos falsos y
siempre recuerdes a aquellos que permanecieron fieles.
Que siempre olvides los problemas que ya pasaron,
pero siempre recuerdes las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro no sea peor
que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca caiga el techo encima de ti y
que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío,
una luna llena en una noche oscura y
que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas más de cien años con un año extra para arrepentirte
de lo que juzgues así lo merece.
Que el Señor te guarde en su mano, pero no apriete mucho su puño.
Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen,
los ángeles te protejan, el cielo te acoja y que la fortuna
de las Colinas Celtas te abrace.
Que las bendiciones de San Patricio te contemplen.
Que tus bolsillos estén siempre pesados y ligero tu corazón.
Que la buena suerte te persiga y que cada día y
cada noche tengas muros contra el viento,
un techo que te cubra de la lluvia, bebida junto al fuego,
risas que te consuelen a ti y a aquellos a quienes amas
y que se colme tu corazón con todo lo que desees.
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos.
Que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que felicidad desde este día en adelante.
Que Dios te conceda años de vida,
de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes Ángeles.
Y que así sea cada año y para siempre.
Amén
Señor, que por nuestra causa fuiste condenado a muerte como un criminal, siendo inocente.
Por nuestra Madre, María, Virgen de la Merced, quien estuvo a presente y a distancia en tu juicio, condena y crucifixión.
Visita nuestras cárceles, prisiones y lugares de detención con tu Compasión, Misericordia y Juicio.
Dadles a quienes están allí la Luz en su conciencia para que reconozcan su error, daño ocasionado, aprendizaje de sus errores y equivocaciones, arrepentimiento, enmienda y voluntad de cambio bajo la guia e inspiración de tu Espíritu Santo.
Dadles confianza en ti, el alimento de tu Palabra, la mano oportuna, el servicio social y Esperanza en un futuro mejor.
Sabemos que muchos allí están injustamente; propicia para ellos, Señor, la hora feliz de la Libertad.
A las personas que han mentido y dado falso testimonio para una injusta condena sabiendo lo que estaban haciendo, dádles la posibilidad de conversión de corazón.
Da Sabiduría y sanación al sistema judicial.
Que los jueces recuerden que llevan esa delicada Misión bajo tu Nombre cuando elegiste a los jueces de Israel para impartir justicia.
A quienes trabajan en estas instituciones dales, Señor, espíritu de servicio, compasión y humanidad para que al descubrir tu rostro en estos hermanos y hermanas más pequeños se abstengan de cualquier trato cruel e inhumano; y por el contrario reconozcan su dignidad como creaturas e hijos amados de Dios, a quienes se les ha de reconocer sus derechos y pedir sus responsabilidades.
Puesto todo lo que se haga en bien de ellos, lo harán contigo que estás dentro de sus corazones.
Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo, recibe todo Honor y Gloria por los siglos de los Siglos.
AMÉN
V/ Dale Señor el descanso eterno. R/ Brille para él la luz perpetua.
V/ Descanse en paz. R/ Así sea
Amén
Quedo en Tus manos, Madre,
guía Tú, no me abandones,
que sean Tus Ojos
los que miren el camino
y haz que llegue feliz a destino.
Amén.
(Rezar 3 Glorias)
Sérviam!
V /. Ad Trinitatem Beatíssimam.
R /. Grátias tibi, Deus, grátias tibi: vera et una Trínitas, una et summa Déitas, sancta et una Unitas.
V /. Ad Iesum Christum Regem.
R /. Dóminus Iudex noster; Dóminus Légifer noster; Dóminus Rex noster. Ipse salvabit nos.
V /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
R /. Christe, Fili Dei vivi, miserere nobis.
V /. Exsurge, Christe, ádiuva nos.
R /. Et líbera nos propter nomen tuum.
V /. Dóminus illuminátio mea et salus mea: quem timebo?
R /. Si consistant adversum me castra, non timebit cor meum; si exsurgat adversum me proélium, in hoc ego sperabo.
V /. Ad Beatam Vírginem Mariam Mediatricem.
R /. Recordare, Virgo Mater Dei, dum stéteris in conspectu Dómini, ut loquaris pro nobis bona.
V /. Ad Sanctum Ioseph Sponsum Beatae Mariae Vírginis.
R /. Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum universae domus eius: ora pro nobis.
V /. Ad Angelos Custodes.
R /. Sancti Angeli Custodes nostri, deféndite nos in proélio ut non pereamus in tremendo iudício.
V /. Ad Sanctum Iosephmariam Conditorem nostrum.
R /. Intercede pro fíliis tuis ut, fideles spirítui Operis Dei, laborem sanctificemus et ánimas Christo lucrifácere quaeramus.
V /. Oremus pro Beatíssimo Papa nostro N.
R /. Dóminus conservet eum, et vivíficet eum, et beatum fáciat eum in terra, et non tradat eum in ánimam inimicorum eius.
V /. Oremus et pro Antístite huius dioecesis.
R /. Stet et pascat in fortitúdine tua, Dómine, in sublimitate nóminis tui.
V /. Oremus pro unitate apostolatus.
R /. Ut omnes unum sint, sicut tu Pater in me et ego in te: ut sint unum, sicut et nos unum sumus.
V /. Omne regnum divisum contra se, desolábitur.
R /. Et omnis cívitas vel domus divisa contra se non stabit.
V /. Oremus pro benefactóribus nostris.
R /. Retribúere dignare, Dómine, ómnibus nobis bona faciéntibus propter nomen tuum, vitam aeternam. Amen.
V /. Oremus pro Patre.
R /. Misericórdia Dómini ab aeterno et usque in aeternum super eum: custodit enim Dóminus omnes diligentes se.
V /. Oremus et pro frátribus nostris Operis Dei, vivis atque defunctis.
R /. Salvos fac servos tuos, Deus meus, sperantes in te.
V /. Mitte eis, Dómine, auxílium de sancto.
R /. Et de Sion tuere eos.
V /. Réquiem aeternam dona eis, Dómine.
R /. Et lux perpétua lúceat eis.
V /. Requiescant in pace.
R /. Amen.
V /. Dómine, exaudi orationem meam.
R /. Et clamor meus ad te véniat.
Sacerdos, si Preces moderatur, exsurgit et addit Dóminus vobiscum, stans etiam dum recitat orationem.
V /. Dóminus vobiscum.
R /. Et cum spíritu tuo.
Oremus.
Deus, cui próprium est misereri semper et párcere: súscipe deprecationem nostram. Ure igne Sancti Spíritus renes nostros et cor nostrum, Dómine: ut tibi casto córpore serviamus, et mundo corde placeamus.
Actiones nostras, quaésumus Dómine, aspirando praéveni et adiuvando proséquere: ut cuncta nostra orátio et operátio a te semper incípiat, et per te coepta finiatur. Per Christum Dóminum nostrum.
R/. Amen.
Omnes dicunt:
Gáudium cum pace, emendationem vitae, spátium verae poeniténtiae, grátiam et consolationem Sancti Spíritus atque in Opere Dei perseverántiam, tríbuat nobis Omnípotens et Miséricors Dóminus.
V /. Sancte Míchaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Gábriel.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ráphaël.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Petre.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Paule.
R /. Ora pro nobis.
V /. Sancte Ioannes.
R /. Ora pro nobis.
Cum adsit aliquis Sacerdos, dignior ait:
Iube, Domne, benedícere.
Sacerdos benedicit:
Dóminus sit in córdibus vestris, et in lábiis vestris, in nómine Patris + et Fílii et Spíritus Sancti.
R /. Amen.
V /. Pax.
R /. In aeternum.
A ti, oh Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre, te venera toda la creación. Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Los cielos y la tierra están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles, la multitud admirable de los profetas, el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Padre de inmensa majestad, Hijo único y verdadero, digno de adoración, Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que vendrás como juez. Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos y alabamos tu nombre para siempre, por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
Todo lo bueno
Lo verdadero
Todo lo justo
Todo lo bello
Todo viene de ti (todo viene de ti)
Todo viene de ti (todo viene de ti)
Todo viene de ti (todo viene de ti)
Y lo veo cada día (cada día, cada día)
En cada rostro, en casa esquina
No existe ley que contradiga
Es libertad que se respira
Y lo veo en la armonía
Somos una gran familia
Tú plantaste la semilla
Es el regalo de la vida
Cantamos (Okay démosle)
Dios, tú eres Amor
Gozo, Paz, Paciencia
Bondad, Fidelidad
Sólo a ti cantamos
Dios, tú eres Amor
Gozo, Paz, Paciencia
Bondad, Fidelidad
Juntos adoramos
Dios, tú eres Amor
Gozo, Paz, Paciencia
Bondad, Fidelidad
Sólo a ti cantamos
Dios, tú eres Amor
Gozo, Paz, Paciencia
Bondad, Fidelidad
Juntos adoramos
Dios, eres Elohim
El Principio y el Fin
La Santa Trinidad
El Camino y Vida
Todo existe por ti
Agua viva, sin fin
Rey por la eternidad
Cielo en la tierra
Cielo en la tierra
Cielo en la tierra
- Letra de la Canción: Frutos Un corazón
Señor Jesucristo, esposo de mi alma, delicia de mi corazón, más bien corazón mío y alma mía, frente a ti me postro de rodillas, rogándote y suplicándote con todo mi fervor de concederme preservar la fe que me has dado de manera solemne. Por ello, Jesús dulcísimo, que yo rechace cada impiedad, que sea siempre extraño a los deseos carnales y a las concupiscencias terrenas, que combaten contra el alma y que, con tu ayuda, conserve íntegra la castidad.
¡Oh santísima e inmaculada Virgen María!, Virgen de las vírgenes y Madre nuestra amantísima, purifica cada día mi corazón y mi alma, pide por mí el temor del Señor y una particular desconfianza en mis propias fuerzas.
San José, custodio de la virginidad de María, custodia mi alma de cada pecado.
Todas ustedes Vírgenes santas, que siguen por doquier al Cordero divino, sean siempre presurosas con respecto a mí pecador para que no peque en pensamientos, palabras u obras y nunca me aleje del castísimo corazón de Jesús.
Amén
Al Paraíso te lleven los ángeles:
Que a tu llegada te reciban los mártires
y te introduzcan en la ciudad santa de Jerusalén.
Que el coro de los ángeles te reciba
y junto con Lázaro, que vivió pobre en la tierra,
tengas un descanso eterno.
Yo soy la Resurrección y la Vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
Y todo el que vive y cree en mí no morirá eternamente.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado
y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza
de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho
desde antiguo
por boca de sus santos Profetas.
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos
los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró
a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que,
libres de temor,
arrancados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios,
nos visitará el sol
que nace de lo alto,
para iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Santísima Trinidad.
Oh, Divina Providencia,
Concédeme tu clemencia
por tu infinita bondad.
Arrodillado a tus plantas
a Tí de toda caridad portento.
Te pido para los míos,
casa, vestido y sustento.
Concédeles la salud,
llevales por buen camino.
Que sea siempre la virtud,
la que los guíe en su destino.
Tú eres toda mi esperanza,
Tú eres el consuelo mío.
En Tí creo, en Tí Espero, en Tí confío.
Tu Divina Providencia
se extienda en cada momento,
para que nunca nos falte:
casa, vestido y sustento;
ni a la hora de la muerte,
los debidos sacramentos.
Amén.
Uno es amor, y tres son los amados, bajo el techo del alma trasladados, que le son huertos, montes y collados; y en sueño lo demás.
Una es la luz, y tres los resplandores, una la llama viva en tres ardores, que consumen el alma en sus fulgores; y es sueño lo demás.
Tres los hermanos son, y una hermosura sola, en que el alma habreva más dulzura cuanto más se remonta en la espesura; y es sueño lo demás.
Amén.
(Liturgia de las horas. Himno a la Santísima Trinidad)
Señor del amor, tu sabes todo sobre mí ... (Enumera tus situaciones difíciles ).
Señor Jesús, ya has logrado todo para mí en el Monte Calvario... mi pobreza está llena de riquezas, mis defectos de cualidades, mi cobardía de coraje!
Por tu Resurrección, que también es mía, Proclamo tu victoria sobre mis enemigos internos y externos.
Señor del amor, de ahora en adelante, cuidas de todo porque me amas mucho y siempre me amarás.
Amén
En este día que termina el año sólo puedo expresar una palabra: Gracias.
Gracias Señor por la vida, por que habiendo muchos que ya no están con nosotros en esta celebración, tu me has permitido llegar con vida hasta este día y me diste un año más.
Gracias Señor por mi cuerpo. Porque habiendo tantos que han perdido sus facultades yo aún puedo ver, puedo caminar, puedo comer, puedo reír, puedo escuchar, puedo hablar.
Gracias Señor por la familia. Por que aunque aveces discutimos y nos enojamos, nos concedes una familia que nos apoya, que está presente para reír, para llorar y para apoyarnos unos a otros.
Gracias por los amigos, por los conocidos, por los vecinos. Por todas las personas con las que día a día convivo, por los que me cruzo en la calle y no conozco. Gracias por que me enseñas a verte y amarte en cada uno de ellos.
Gracias Señor por la enfermedad. Por que en ella me enseñas a cuidar mi cuerpo y no descuidar mi salud por cosas vanas. Gracias por que en el dolor de la enfermedad te puedo hallar como Cristo sufriente, unirme a Ti y ofrecer mis dolores por la salvación del mundo entero. Gracias por que me sanas para mostrar tu Gloria y tu poder.
Gracias por las tristezas. Porque en ellas te encontré como amigo fiel que escuchas, reprendes y aconsejas.
Gracias por las noches tranquilas en que, junto con mi Ángel de la Guarda me cuidas y permites reparar mis fuerzas para regalarme otro día.
Gracias por el alimento, el vestido. Porque habiendo tanta carencia y tanta pobreza, me has hecho vivir en la abundancia dándome todo lo que necesito y mucho más.
Gracias por el trabajo diario. Por el cansancio que representa, por que puedo poner mis dones y talentos al servicio de los demás, por que soy útil a la sociedad.
Gracias por los problemas. Porque en ellos me ayudaste a crecer y superarme a mi mismo, sabiendo de que soy capaz, aprendiendo nuevas habilidades.
Gracias por los logros obtenidos, por los ascensos, por las victorias, por todo lo aprendido durante este año
Gracias por todo lo que me diste sin que te pidiera. Por los males de los que me libraste y ni siquiera me di cuenta.
Gracias por tu presencia en el Sagrario. Por que no nos dejas sólos y tu has estado aquí, cada día junto a nosotros. Gracias por ser ese alimento vivo y Santo en la Sagrada Eucaristía, fuerza del hombre para vivir cada día.
Gracias porque ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él? pero Tu eres bueno y todo proviene de Ti, por eso sólo puedo decirte gracias.
Gracias por haberme dejado vivir un año más.
Amén.
Lector 1: “Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrecemos cuanto hicimos en este año, el trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.
Lector 2:Te presentamos a las personas que a lo largo de estos meses quisimos, las amistades nuevas y los antiguos que conocimos, los más cercanos a nosotros y los que estén más lejos, los que nos dieron su mano y aquellos a los que pudimos ayudar, con los que compartimos la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy queremos pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Todos: Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco se fue aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos los olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”
Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “La paz sea contigo. ¡Feliz año Nuevo!”
“Oh Jesús mío, es por tu amor, en reparación de las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María y por la conversión de los pecadores [que yo hago esto]”.
Señor dame una mano firme y ojo alerta para que nadie sea herido cuando pase; tú me diste la vida, que ninguna imprudencia mía quite tu don a otro, ni lo hiera.
Señor protege a los que van conmigo de los horrores del fuego y de los accidentes. Enséñame cómo debo guiar este carro para proteger a los otros y a mi mismo y nunca permitas que por mucho correr, olvide la belleza de tu mundo, para que pueda continuar mi camino con alegría y llegar felizmente a al termino de mi viaje.
Amén